La Plata, 21 de octubre de 2021
Carta abierta a los gobernantes
¿HASTA DÓNDE PIENSAN LLEVARNOS?
Está claro que la salud nunca fue una prioridad para nuestros gobernantes.
Hoy subsistimos en el peor de los escenarios, con un cuerpo médico agotado y quemado por todo lo afrontado en el trascurso de la pandemia, con la necesidad del multiempleo para poder sobrevivir, sin acceder al derecho del descanso, y con un poder adquisitivo de sueldos y honorarios licuados por la inflación.
Como si fuera poco, quienes deben encarar acciones para corregir esta situación, parecen más abocados a profundizar actitudes para empeorar aún más este panorama: con la soberbia a la orden del día, se destruyen las vías del diálogo con nuestros dirigentes; se empecinan en no dejar trabajar a mucho de nuestros colegas a través de nuestras gremiales; no permiten el cambio de categoría de los profesionales; imponen aumentos insuficientes (y como si fuera poco, por decreto) que ubican al ingreso médico por detrás de la inflación interanual; persisten en el intento de contratar a nuevos médicos en centros creados a instancias del poder de turno, con retribuciones miserables que no están acordes a la responsabilidad del acto médico. Por otra parte, de manera literal e indiscutible, el sistema de atención privado está siendo destruido.
Ello delata una clara intención: la de destruir las instituciones gremiales y licuar el derecho colectivo de los médicos de peticionar para una mejora de sus ingresos y condiciones laborales.
Nos están llevando a tener una medicina de muy mala calidad, y eso lo sufre también el paciente.
Por tanto, Señores Gobernantes ¿Han pensado ustedes en las consecuencias que esta forma de gestión le imprimirá a la salud pública? Un medico trabaja para vivir dignamente, capacitarse, progresar y brindar a la población acceso a la salud de calidad. ¿Ustedes piensan que con sus actitudes facilitan esos objetivos a quienes han dejado hasta su vida en la pandemia?
Deberían haber advertido desde hace tiempo que este rumbo llevará a deteriorar aún más la calidad de atención. Les comento que la educación médica continua, y la integración de nuevos avances científicos a nuestra actividad, mejoran la calidad de atención. Premisas como ésta debieran ser fundamentales para la gestión del Sistema Sanitario, pero en estas circunstancias, la misma resulta irrisoria.
Hemos sido testigos de las mejoras que han facilitado a otros sectores, mientras que, a quienes consideraron “héroes esenciales”, les cerraron todas las puertas de la dignidad.
Lo que hoy afrontamos es impensado. Debiera darles vergüenza ver a quienes lucharon cara a cara con lo peor de la pandemia, haciendo paros para ser oídos, y lograr sobrevivir.
Ojalá recapaciten y cambien el rumbo. Las modificaciones en el sistema de salud son necesarias, pero se deben hacer con la gente y no a costa de la gente. Los dirigentes tenemos un gran desafío y mucha responsabilidad ante esta situación.
Por último, espero tengan a bien mis apreciaciones y sugerencias. Estoy convencido que el silencio es cómplice.
A mis colegas, les quiero decir que la unidad de todos los médicos e integrantes del equipo de salud, es la que podrá mejorar esta sombría situación. Estaremos acompañando a nuestras gremiales en todas las acciones que tomen en pos de mejorar la calidad de vida de nuestros representados. Por tanto, los convoco al compromiso, y a movilizarnos para pedir que se revierta este desastroso escenario.
Dr. Jorge Mazzone
Presidente del Colegio de Médicos de la Pcia de Buenos Aires, distrito I